Usos de la noradrenalina
La noradrenalina puede usarse para tratar el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, la depresión y la hipotensión. Al igual que otras catecolaminas, la noradrenalina no puede cruzar por sí misma la barrera hematoencefálica, por lo que drogas como las anfetaminas son necesarias para aumentar los niveles cerebrales.
TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN
La noradrenalina, junto con la dopamina, juega un importante papel en la atención y la concentración.
A las personas con trastorno de atención se les prescriben medicamentos psicoestimulantes como el metilfenidato (Ritalin / Concerta), dextroanfetamina (Dexedrina) y Adderall (una mezcla de dextroanfetamina y sales anfetamínicas racémicas) para aumentar sus niveles de noradrenalina y dopamina.
La atomoxetina (Strattera) es un inhibidor selectivo de la recaptación de noradrenalina, y es una medicación única para el trastorno de atención/hiperactividad, ya que sólo afecta a la norepinefrina y no a la dopamina. Debido a esto, la atomoxetina tiene un menor potencial de abuso. Sin embargo, puede no ser tan eficaz como los psicoestimulantes en muchas personas con trastornos de atención. Es necesario consultar con un médico o enfermera practicante para encontrar el medicamento apropiado y la dosis.
DEPRESIÓN
Los inhibidores de la recaptación de noradrenalina-serotonina (IRNS) se usan para tratar la depresión mediante el aumento de la cantidad de serotonina y noradrenalina a disposición de las células post-sinápticas del cerebro. Hay algunas pruebas recientes que indican que los IRNS también pueden aumentar la transmisión de dopamina. Esto se debe a que los IRNS actúan inhibiendo la recaptación, es decir, impidiendo que los transportadores de la serotonina y norepinefrina capten sus respectivos neurotransmisores y los lleven de vuelta a sus vesículas de almacenamiento para un uso posterior. Si el transportador de noradrenalina normalmente recicla alguna dopamina, entonces los IRNS también mejorarán la transmisión dopaminérgica. Por lo tanto, los efectos antidepresivos asociados con el aumento de los niveles de noradrenalina también pueden ser debidos en gran parte al aumento concurrente en la dopamina (especialmente en la corteza prefrontal del cerebro).
Los antidepresivos tricíclicos (ATC) aumentan la actividad de la noradrenalina. La mayoría de ellos también aumentan la actividad de la serotonina, pero suelen tener efectos secundarios debido a la activación inespecífica de los receptores de histamina y acetilcolina. Los efectos secundarios incluyen cansancio, aumento del hambre, sequedad de boca y visión borrosa. Por esta razón, este tipo de antidepresivos han sido sustituidos por los nuevos medicamentos de recaptación selectiva como la fluoxetina (Prozac).
HIPOTENSIÓN
La noradrenalina también se utiliza como medicación vasopresora (por ejemplo, la marca comercial Levophed) para los pacientes con riesgo crítico de hipotensión. Se administra por vía intravenosa y actúa tanto en los receptores adrenérgicos alfa-1 como en los alfa-2, causando vasoconstricción. Su efecto in vitro se limita a menudo a aumentar la presión sanguínea a través de la actividad agonística sobre los receptores alfa-1 y alfa-2, provocando el consiguiente aumento de la resistencia vascular periférica. En dosis altas, y especialmente cuando se combina con otros vasopresores, puede dar lugar a isquemia límbica y muerte límbica. La noradrenalina se utiliza principalmente para tratar a los pacientes en estados de shock vasodilatadores como, por ejemplo, cuando se produce un shock séptico o un shock neurogénico, ya que ha demostrado un mayor índice de supervivencia que la dopamina.